martes, 1 de junio de 2010

Gimme Shelter - Albert y David Maysles



En un proyecto muy ambicioso los hermanos cineastas se disponen a filmar uno de los eventos Pop más polémicos de su época. Justo en plena globalización de lo que hoy conocemos como rock, y apenas sucedido el éxito de Woodstock, los Rolling Stones se disponen a dar un concierto gratis en el centro de San Francisco.

Para capturar el viacrucis que flagelaría a la banda los hermanos Maysles se armaron de un equipo de cámaras y camarógrafos (incluído el gran señor de Star Wars, George Lucas) para transformar al fenómeno mediático de la fiesta gratuita frente a una banda de rock, una experiencia cinematográfica que perduraría y que ni ellos o la misma banda, se imaginaban que terminaría así.

A los RS les bloquean todo camino que encuentran, del centro de San Francisco van a las afueras y luego un poco más lejos, hasta encontrar un espacio 'propicio' para dar el concierto, donde todo aquel inadaptado llegará de todas partes del país para presenciar a los magníficos Rolling en comunidad, o al menos esa es la idea.



Las complicaciones llegarán por la pobre organización del evento la que provoca que la gente tenga fricciones y mientras se nos muestra cómo es que la banda ve su propio documental, se nos irá develando también algo que detona toda esta energía y la construye en forma de tragedia. Al final el resultado expresa un sentimiento que alcanza adentrarse en la realidad de la condición del hippie inadaptado como algo románticamente trágico. Hay que verla para creerla.

lunes, 31 de mayo de 2010

Grey Gardens - Maysles Brothers


Contratados por los Kennedy, los Maysles se encuentran con un descubrimiento maravilloso. La famosísima familia tiene, como todas, a sus integrantes poco deseados: Edith Bouvier Beale y su madre Edith Ewing Bouvier Beale. Viven en una casa que parecería abandonada, propiedad que algún día fuera una gran mansión para la familia Bouvier, una de las más importantes de Norteamérica.

Los hermanos Maysles entran solos sin más, a convivir con esta pareja de madre-hija que al parecer están inmersas en una locura a la par. Los 4 se vuelven amigos y las Bouvier les permiten a los Maysles entrar hasta sus propias recámaras en los momentos más incómodos, incomodidad que ellas viven de maneras muy excéntricas.




La relación se va dando y con cada segundo que los Maysles están con los pies dentro de la casa, las Bouvier se acercan más a ellos y ellos en cada respirar se hacen tanto amigos como responsables de lo que capturan en film. El resultado es maravilloso por que las Bouvier terminan comprendiendo a la cámara como su aliada, inofensiva ante su situación tan extrema. La ventana al alma de la locura, queda plasmada perfectamente por el par de geniales hermanos.

Documental Casting- Autoretrato

es mucho más corto de lo que dice q es, se subieron como 15 minutos de negro...

Juvenile Court - Frederick Wiseman


En Juvenile Court, Wiseman se ha hecho más hábil, un perfeccionista de su lenguaje y rompe las convenciones de formato al hacer una película mucho más larga de lo acostumbrado ya por la industria, siempre en pro de su mensaje.




Juvenile Court se ubica de nuevo en los Estados Unidos, esta vez al sur en una corte juvenil para analizar los casos que ahí se presentan y cómo el sistema los maneja. Wiseman busca retratar más allá de las prácticas institucionales, la moral norteamericana y su conciencia de sí misma para impartir justicia.



En esta ocasión Frederick se muestra menos exquisito en su estética fotográfica y busca alcanzar el contacto magnético con el público através de mostrar con orden, ritmo y perspicacia lo que sucedia frente a él, logrando aún volverse invisible cual ninja permitiendo la naturalidad a pesar de la presencia de la cámara.

El ejercicio es muy interesante sin embargo Wiseman parece comenzar a perderse en sí mismo y olvidar al público, reduciéndolo a sólo aquellos capaces de estar en conexión con una película llena de sutilezas e imágenes que a veces no están ya ahi.

Titicut Follies - Frederick Wiseman


Como Depardon en San Clemente, Wiseman realizó un documental de temática similar varios años antes del francés. Sin embargo el mítico documentalista, en su primer trabajo dejó ver su inexperiencia, aunque con gran brillantez.

Titicut Follies es una película que juzga a la institución del internado psiquiátrico. El tipo de tratamiento acostumbrado en la época que se realizó, es casi excesivamente dramático, haciendo que un impacto profundo sea más probable, pero dificultando la conducción del mensaje debido a la densidad de las mismas imágenes.




Enfrascándose en el espacio, Wiseman nos transmite la ansiedad y desesperanza que existe en un lugar como este, sin embargo hace a un lado a los internos justo como lo hacen sus doctores, y termina enfrentándonos a un lugar que parece de ciencia ficción. Titicut Follies se presenta como una película de terror de orden paranoide en la que antes de empatizar y preocuparnos por la existencia y malas prácticas, nos crea un miedo antagónico a la simple existencia del edificio y de los que trabajan en él, dejando a su públiico en lugares comunes con respecto a la temática, oscuros, fríos y despersonalizados.


Delitos Flagrantes - Raymond Depardon



Delitos Flagrantes es el estudio de la sala de declaraciones francesas, donde se discuten y descartan delitos menores en busca de que el estado permita al presunto delincuente el cambiar su actitud ante la ley con alguna oportunidad, o no.

Depardon utiliza una cámara fija en un encuadre repetitivo hasta el hartazgo de cómo suceden una serie de discusiones de esta índole. Encontramos momentos maravillosos de realidad cuando una mujer que al permitirle ser escuchada se abre y relata todo lo que hace para sobrevivir. Otro es cuando un inmigrante de origen argelino es cuestionado sobre un robo, y es muy interesante cómo se desenredan los nudos criminales por los que son convictos o libres.



Depardon muestra de nuevo su gran sensibilidad al adaptarse a la situación y ésta vez manteniéndose completamente estático, lejos de juzgar al ministro que se pone del lado del delincuente o del criminal que tal vez se salga con la suya, Depardon observa y nos hace observar, nos vuelve testigos de la intimidad creada en una pequeña sala entre el estado, el caos y el sentido común o la falta de él. El director olvida los rostros y la emocionalidad dramática y nos provoca a simplemente escuchar y observar.


San Clemente - Raymond Depardon


El retrato de una institución mental podría llamarse algo fácil de realizar, ahí el problema se vuelve la reflexión, la conciencia y la sensibilidad para hacerlo. Depardon en este caso nos muestra su dominio sobre estos tres factores al desarrollar una obra que se adentra al núcleo de la condición humana con una cámara y un micrófono.


La fluidez de la cámara de Depardon parece motivada por la magia. El director lleva un seguimiento de la acción que en momentos brillantísimos parece que es él mismo quien la provoca, coomo en aqulla secuencia donde uno de los internados juega con una llave de agua y él lo sigue hasta que regresa a la misma llave de agua. La pregunta sería, si eso es lo que quería hacer el interno, o si fue la presencia y sutileza de Depardon que lo encerró en una acción cíclica. De ese alcance es el poder de Depardon y nunca se sabrá la verdad.


En este trabajo en busca de la humanidad de aquellos a quienes se las han cuestionado por su condición mental, Depardon logra extraerla de ellos y mostrarnos que probablemente esa humanidad llena de locura puede ser más rica que la de muchos de nosotros, fuera de una institución, intentando ignorar nuestras condiciones comunes.